-¿Perdiste el control? ¡Yo te lo regreso! Lo sé. Todo el mundo te dijo antes que jamás debes confiar en mí... ¿Sabes por qué lo han dicho? Me temen. Temen a lo diferente, a lo que no conocen. Yo puedo llevarte más lejos, no es ningún secreto, tal vez... a voces. Entonces te pregunto: ¿Qué haces aquí? Nadie llega al vacío por mera curiosidad... Nadie. Seguro que el misterio comenzó a carcomer tus entrañas ya.
-Que cómico. Nadie nunca me habló acerca de tu existencia, ni me tomé la molestia de indagar acerca de este lugar. Posiblemente estoy muerto o sueño profundamente.
-Hablas a la ligera, jamás has acariciado a la muerte
-Veo todas mis vidas pasadas y futuras a mi alrededor y siento que ya no me pierdo de nada. ¿Qué haces tú aquí? Presumes de tu importancia. Acaso, será... ¿que en realidad tú también te has extraviado como yo?
-¿De verdad no quieres saber quién soy yo?
Existe un momento importante que decidirá el futuro de nuestra existencia. Cuando los secretos por si mismos se han revelado y la muerte de perseguirnos se ha cansado... Llegan los relevos.... pero ¿los relevos de quién? ¿De las unidades tiempo-espacio que se pudren mientras pierden una lucha que desconocen? ¿De los fragmentos conscientes de aquella materia que experimenta modalidades diversas de si misma? ¿Relevos para los sueños rotos o para las pesadillas que en realidad ya causan risa?
-En realidad no me interesa quien eres... Tengo la impresión de que sólo eres un niño con disfraz a la medida.
-Ya perdí el toque. Llévame contigo...